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LOS HOMBRES DE MI LIBRO: KASTAN Y MARCUS
En el post de hoy, como ya dije en la anterior entrada sobre los principales personajes femeninos, deseo hablaros un poco de los protagonistas masculinos: Marcus y Kastan. He querido centrarme solo en ellos dos y dejar de lado a Nial, Eirian y Reginald porque a fin de cuentas son personajes secundarios, y no quería desviar la atención de lo crucial.
Veréis, cuando decidí lanzarme a escribir esta historia siempre tuve muy claro que se iba a tratar de un triángulo amoroso. El viaje en el tiempo y la ambientación no son más que el escenario, pero el corazón de la historia, el núcleo, estuvo decidido desde el principio. Tenía claro que ambos personajes masculinos iban a ser una buena opción y a su vez muy distintos, es decir, que para la protagonista femenina resultase una decisión tan difícil como lo fue para mí escribirla. Sé con cuál me quedaría yo, pero obviamente yo no soy Briand, así que quería que para el lector también se diese la duda que vive ella.
Marcus y Kastan son las caras de una moneda: se parecen, pero a la vez son muy distintos... donde Marcus es caballeroso, Kastan es cínico, donde Marcus es tempestuoso Kastan es reflexivo, donde Marcus es humilde, Kastan es lanzado. ¿Veis la diferencia? Ni Marcus es un santito ni Kastan un lobo a la caza.
Marcus

Marcus es un hombre con muchos matices. A primera vista (lectura) puede parecer el típico caballero, un príncipe azul de reluciente uniforme: guapo, inteligente, gentil, humilde, responsable… pero eso es solo una capa de lo que es. De hecho, es un hombre con un “pronto” mucho más fuerte que el de Kastan, es más fácil hacerlo saltar. Tiene un carácter mucho más volátil. ¿En qué se traduce esto? En que es impaciente, siente las cosas con intensidad, y esa sensibilidad le hace vulnerable.
Ejemplo: cuando Ann lo ataca por su posición humilde y su sueño de escribir, él no duda en responder sus provocaciones en vez de callar y ser políticamente correcto.
Sin embargo, como es inteligente y responsable, conoce su posición en el mundo y lucha por cambiarla y alcanzar sus sueños. En el fondo, Marcus es un hombre que debido a sus valores está adelantado al pensamiento de su época: es humanitario, abierto de mente, y se revela contra las injusticias sociales. Esa misma sensibilidad que posee hace de él una persona creativa y dulce que desea ampliar su mundo y encontrar a una mujer a la que llamar su igual. Marcus no desea a una mujer florero a la que lucir, él desea alguien con quien hablar, con quien reír, con quien poder ser él sin someterse a las normas sociales.

Por eso al conocer a Briand y darse cuenta de que es de clase alta un pequeño dique se rompe en su interior, pues ve la pasión que desborda de ella contenida por su educación, y cae enamorado sin poder evitarlo, en contra de su opinión personal de los de su alcurnia. Es un hombre al que no le importan orígenes, razas o puestos, que respeta a las mujeres y las ve como iguales, y desea para Briand la libertad y felicidad que sabe que ella sueña.
En resumen, sí, es un caballero, un gentleman de manual, pero mucho más humano y más imperfecto de lo que debería para un hombre de su época. Tiene sus defectos y comete sus errores, pero me encanta por todos esos matices que lo alejan de la perfección.
Por otra parte tenemos a Kastan, que tiene incluso más matices que Marcus.
Kastan

Kastan es un hombre que ha crecido en un ambiente privilegiado, es nieto de la gran matriarca, y tiene la suerte de que, al ser hombre no se ve atrapado por el peso del gobierno (destinado a las mujeres). Por ello ha crecido fuertemente influenciado por estas, ya que no contó con una figura paterna que lo guiase (su padre era nómada y su padrastro murió). Cuando su padre, Baelan, se enteró de su existencia lo llevó a viajar por toda Hispania, para que expandiese sus horizontes, y de ese modo Kastan conoció a muchos pueblos y amplió su cultura.
Es una persona que, como Marcus, está abierta a lo nuevo, a los cambios, pues al haber crecido en una sociedad muy liberal y haber conocido el mundo más allá de su propia gente, no tiene ninguna clase de reparos. Esa es una de las causas de que acepte rápido a Briand (aparte de la fascinación que siente por ella y los sentimientos posteriores). Por supuesto, al provenir de un pueblo matriarcal se da por descontado que ve a la mujer como a su igual. Guerreras, madres, hermanas, hijas, esposas, amigas... las respeta por lo que son. A diferencia de otros pueblos, Kastan se enorgullece de servir a diosas y matriarcas, en contraposición a la imperante cultura grecorromana de la época (de carácter patriarcal).

Se podría decir que versátil es una buena palabra para definirlo. Es un guerrero, pero prefiere la paz, es cínico, pero gentil, es arrogante, pero sencillo. Sin embargo, lo que marca para él un antes y un después en su carácter es su pasado y el cómo elige actuar con lo vivido. Es simpático, irónico hasta cierto punto, pero más sensible y perspicaz de lo que pueda parecer. Es muy consciente de los sentimientos de Briand, y es capaz de poner su felicidad (de ella) por delante de la propia, siendo por lo tanto humilde y desinteresado.
Podría seguir hasta el infinito, ya que la comparativa entre ambos es muy amplia, Briand misma lo piensa en el libro “Marcus es como el agua respecto a Kastan, que sería como fuego”. Marcus es un hombre generoso y amable, como Kastan. Marcus es apasionado, y Kastan también, Marcus es valiente y se sacrifica por su pueblo, lo mismo que Kastan. La mayor diferencia entre ambos es el cómo afrontan las cosas que les suceden: Marcus es impulsivo, y Kastan reflexivo.
Distintas formas de actuar, ambas guiadas por el corazón.
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Espero que este post os ayude a entenderlos un poco. Son dos personajes destinados a colisionar, a entenderse a pesar de sus diferencias, y yo como escritora he disfrutado muchísimo escribiéndolos a ambos. Sufro cuando les tengo que hacer sufrir, soy feliz cuando les hago felices, y espero que os encariñéis de ellos aunque solo sea un poco.
Pronto nuevos posts con más información.